Por Creystink Guido
Henri
Cartier es el impulsor de la idea de captar el instante decisivo en el ámbito
de la fotografía.
Desde
su infancia le atraía la pintura e imágenes de carácter deportivo publicadas
por las revistas francesas y alemanas de los años 30. A la vez, poseía capacidad
única para capturar el momento efímero en que la importancia del tema se da a
conocer en la forma, el contenido y la expresión. A este fenómeno lo llamó el momento decisivo.
Referente
a su técnica jamás recortó los negativos, se positivaban completos, sin
encuadrar ni cortar nada. Realizó fotografías en prácticamente todo el mundo y
fue el primer fotógrafo en exhibir en el museo del Louvre, en París.
Su
afición como fotógrafo lo llevó a trabajar en grandes periódicos
internacionales y fundó con Robert Capa, David Seymour y George Rodger el grupo “Magnum
photos”.
Su
talento residía en que comprendía fácilmente las cosas y poseía un instinto que
le llevaba a encontrarse siempre en el lugar y momento apropiado para apretar
el disparador cuando la situación alcanzaba el momento culminante, lo que le
llevó a captar algunas de las fotografías más impactantes de la historia. A la
vez, para Henri las fotos debían transmitir la realidad en su esencia.
Cartier
Bresson manifestó esta manera de entender la fotografía con su fotolibro “The Decisive Moment” en el cual
inmortalizó imágenes de gran fuerza y otro de sus libros importantes fue el que
publicó en los años 50: “Imágenes a la Sauvette” que es todo un legado y
compendio del significado, técnica y utilidad fotográfica.
En
sus últimos años de vida y con el fin de preservar el legado de su trabajo crea
junto a su mujer la Fundación Henri Cartier Bresson, en un elegante
taller situado en el barrio parisino Montparnasse, donde además se exhiben
las colecciones de otros fotógrafos y se ha convertido en un espacio de
reflexión para los artistas.
Para
poner una identificación en una perspectiva más completa, se podría agregar que
es probablemente el único foto-reportero que estudió pintura con André Lhote,
el académico más importante del cubismo, o también que relativamente pocas de
sus imágenes están relacionadas con eventos periodísticos en el sentido
tradicional.
También
sus mejores fotografías han sido hechas no por encargo, sino más bien por la
fascinación del mundo a su alrededor.
El mejor trabajo de un fotógrafo es generalmente hecho para él mismo.
El mejor trabajo de un fotógrafo es generalmente hecho para él mismo.
Por
otra parte, sin minimizar el valor de
su trabajo como reportaje, es preciso recalcar que las fotografías de
Cartier-Bresson son reverenciadas por otros fotógrafos porque son esencialmente
bellas. Poseen gracia, equilibrio, sorpresa, economía, tensión y un chispazo
visual.
Esto
no es para sugerir que las fotografías de Cartier-Bresson sean abstracciones.
Surgen de una respuesta a una vida específica; su elocuencia formal es un
tributo a su sentido humano. Si fueran menos que eso, para Cartier-Bresson,
serían soluciones sin problemas.
Bresson
insistió constantemente sobre el hecho de que es imposible aprender el arte de
la fotografía. El tenía talento de comprender rápidamente las cosas y fue así
como consiguió arrancar la realidad al pasado, de reproducir una imagen fiel de
la realidad.
Su
forma de fotografiar sólo se concibe a partir de este postulado. Porque el
instante del que se habla, considerado “decisivo”, lo es únicamente en el
contexto de una situación vivida: para ser comprendido, debe tener una relación
directa con la realidad.
De todas las fotografías y aquellas obras que abundan por el universo Bresson, son muchas las que merecen citarse; toda su obra es un conjunto de acertados disparos, precisas miradas en un momento concreto que hace de su trabajo, un ejemplo de talento y tesón. Siempre al servicio de la fotografía; del arte de fotografiar.
De todas las fotografías y aquellas obras que abundan por el universo Bresson, son muchas las que merecen citarse; toda su obra es un conjunto de acertados disparos, precisas miradas en un momento concreto que hace de su trabajo, un ejemplo de talento y tesón. Siempre al servicio de la fotografía; del arte de fotografiar.
Este
fotógrafo fallece en Agosto del 2004, a sus 95 años de edad.
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